LOS MANGAS DE ANDRES
Hoy: DEATH NOTE Vol.4
Qué lindo es estar leyendo un comic y desear que se termine pronto para poder respirar. Este tomo de Death Note te causa tanta tensión, te agarra de los huevos y te los estruja tanto, que no ves la hora de llegar a la última página, cerrar el tomito, respirar hondo y decir “Bue, ya pasó lo peor”. Es más resignación que alivio, porque ahora hay que esperar hasta quién sabe cuándo para leer la continuación y la verdad es que el cliffhanger con el que cierran Tsugumi Ohba y Takeshi Obata no puede ser más hijo de puta.
Yo tenía miedo de que la aparición de Misa y el segundo Death Note desviara la trama, la empantanara o la simplificara demasiado. Nada que ver. Este es el mejor momento de la serie. Como en el segundo tomo, en este no pasa NADA. Son 200 páginas de gente que habla o piensa, pero hay menos acción que en Las Toninas un martes de Septiembre a las tres de la matina. Y sin embargo estos turros de Ohba y Obata te hipnotizan, te tienen aferrado al tomito como si la vida te fuera en ello. En buena medida por el dibujo, que sigue tan perfecto como cuando empezó, pero sobre todo por el guión.
Acá sigue el tira y afloje entre Light y L, las sospechas cruzadas, el juego de deducir qué va a pensar el otro de cada cosa que uno diga o no diga, cómo sacarle data al otro sin mostrar las cartas… en ese sentido, este manga es una cátedra, porque enseña a pensar, a analizar, a especular y a planificar cada movida en forma exhaustiva, con los pro, los contra, las posibilidades de éxito y las consecuencias de cada acción u omisión. Ohba se las pensó todas y se jugó a hacer lo que casi ningún otro mangaka se anima a hacer: un manga con MUCHO texto, lleno de diálogos y pensamientos, donde cada frase está estudiada a fondo y donde todo se decodifica. Esto hace que la lectura lleve mucho más tiempo que si leyéramos un manga común y además le agrega una dimensión a la trama y a los personajes mucho más profunda que la media de lo que se suele publicar en Occidente.
En este tomo buena parte del protagonismo recae en Misa. Desde las cagadas que se manda tratando de contactar a Kira hasta su heroico gesto “final”, esta minita con pinta de yiro hueco y vulgar resulta ser otro personaje muy bien trabajado. Un poquito menos de onda tiene Rem, el shinigami de Misa, pero su rol es importante porque aporta nuevos datos acerca de la relación entre los shinigamis, los humanos y los Death Note que hasta ahora no manejábamos y que seguro van a tener injerencia en la trama. Ryuk sigue pintado, el papá de Light volvió al segundo plano y L, que durante un buen tramo del tomo parece relegado por la relación entre Light y Misa, pega otro volantazo cerca del final que lo devuelve allá arriba, al rol fundamental que el guión le tiene reservado.
Pero el mejor jugador es claramente Light. Es el personaje más interesante, complejo y retorcido que tuve la suerte de leer en mucho tiempo. El precio que paga por cada silencio, por cada minuto en el que en vez de actuar sopesa las consecuencias de sus posibles acciones, los malabares que hace cada vez que alguien (humano o shinigami, con chapa de policía o cuadernito mortal bajo el brazo) lo acorrala contra la pared, su ciclo pendular entre la compasión, la especulación y la falta de pruritos para lograr su cometido, TODO lo eleva a un status de Personajón. No sé si al final gana, pierde o rosquea un decoroso empate. Pero yo lo banco a muerte.
Death Note es brillante, de verdad. El dilema moral, la invasión del mundo real por criaturas fantásticas, la faceta detectivesca, el duelo entre dos genios, todo está demasiado bien pensado y demasiado bien ejecutado. Menos mal que esto fue un recontra-hit. Si algo tan grosso fracasaba, era para cortarse la verga en fetas y mandarle una por correo a Masami Kurumada, ícono absoluto del manga choto pero vendedor.
1 comentarios:
Si, mucha gente deja Death Note en el primer tomo por lo extenso de los diálogos que le embolan rápidamente.
Ya estas por alcanzar a la edición local que va por el tomo 6 recién salido.
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