LOS MANGAS DE ANDRES


Hoy: DEATH NOTE Vol.5
Después de cinco meses de espera, podemos leer el quinto tomo de la obra de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata que nos tiene agarrados de las pelotas y no nos deja dormir. Mis hermanos, o mis amigos que miran mucha tele, están en crack con el final de Lost. A mí no me interesa en lo más mínimo: estoy mil veces más cebado con el misterio de Kira y la investigación de L, y las arriesgadas timbas de Light, y todas esas cosas que hacen que cuando agarrás un tomo de Death Note no lo puedas soltar hasta que no llegás a la última viñeta. El tomo anterior había terminado en una encrucijada bravísima, y este arrancaba al filo de la cornisa: un paso en falso del guión de Ohba y Death Note se iba al descenso con Rosario Central.
Pero no: otra vez apareció el volantazo justo a tiempo, el as bajo la manga que le permite al guionista seguir sumándole emoción y complejidad a la trama, en vez de machacar ad infinitum con lo mismo. Uno de los elementos más atractivos de la historia, que era el juego de sospechas entre L y Light se desactiva por completo. De hecho, el núcleo del argumento de los cuatro primeros tomos (Light es Kira y trata de evitar que L y la policía lo descubran) se cierra (sospecho que no de modo definitivo) y la historia (y la investigación de L) agarra para otro lado. Un salto mortal, sin duda, porque la química entre Light y L funcionaba a la perfección, y el agregado de Misa había sumado tensión y confusión en dosis muy atractivas. Pero Ohba demuestra que le sobran los recursos: pasada la página 50, Light se va al banco de suplentes a descansar de cuatro tomos al recontra-palo, y el guionista se las ingenia para que la tensión no baje un milímetro. Uno de los secundarios, el detective Matsuda, entra a reemplazar a Light en el elenco protagónico, y además se suman Aiber y Wedy, dos personajes bastante promisorios (que espero tengan más desarrollo en los próximos tomos) y un nuevo “villano”, encarnado en la corporación Yotsuba.
Sin el apoyo de la policía, L y sus aliados van ahora contra un Kira distinto, que mata por intereses menos nobles que el castigo a los asesinos, y se abre un nuevo y complejo abanico de posibilidades. O en realidad dos, porque todavía no hay ninguna pista de dónde fue a parar Ryuk. Acá la obsesión de L por desenmascarar a Kira ya llega a un punto tan extremo, que parece una ironía de los autores: nosotros cada vez sabemos más sobre las excéntricas reglas del Death Note y la relación entre los shinigamis y los humanos que encuentran los cuadernos, mientras que L, el guacho-detective, el mega-bocho que se las sabe todas, parece tener CERO idea de todo el aspecto sobrenatural de la trama. Veremos cómo sigue esto, y si efectivamente Light se va a convertir en un personaje secundario más, o si se está guardando una grossa para volver con todo y armar un kilombo de aquellos.
Takeshi Obata, formidable, como siempre. Pocas veces vi a un dibujante tan virtuoso comerse mansito infinitas páginas en las que el guión no le permite lucirse, y en las que se tiene que limitar a dibujar gente conversando en una oficina. Acá tiene una breve escena de acción, muy bien resuelta, y el resto consiste en remar para que la lectura de tooodas esas escenas de diálogos, pensamientos y conjeturas nos resulten interesantes y atractivas. Obata lo logra sobradamente y con la jerarquía de los grandes. Esto sigue tan prendido fuego como cuando empezó. Ahora la pulenta sería no tener que esperar otros cinco meses para leer el próximo tomo…

2 comentarios:

Raptor Plateado dijo...

Death Note es uno de los animes de tono triller que mas me gusto.. simplemente Genial!

El Critico Citrico dijo...

Te queda un solo tomo para alcanzar la edición local.
Ojala que para la Animate saquen el tomo 7.

Publicar un comentario