LOS MANGAS DE ANDRES


Hoy: CRONICAS DEL VIENTO
Crónicas del Viento (Kaze no Sho) es un tomo unitario que nos presenta un estremecedor thriller político e histórico, originalmente serializado en 1992 en la revista Young Champion. Acá, Taniguchi forma equipo con Kan Furuyama, que además de guionista de historietas es también historiador. El contexto histórico es fundamental en esta saga, ya que está basada (como las mejores obras de Hiroshi Hirata, de quien Taniguchi es fan acérrimo) en hechos reales de la historia japonesa, más concretamente en la vida de Jubei Yagyu (el de Ninja Scroll), uno de los dos guerreros históricos más célebres (el otro es, claramente, Musashi Miyamoto, el de Vagabond). Mito y ficción, política e historia se mezclan en esta epopeya de samurais, shogunes y ninjas ambientada en las eras Edo y Meiji.
El núcleo de la trama es, en realidad, un flashback a la era Edo narrado en 1899 (plena era Meiji) por Kaishu Katsu, importantísimo político del momento, responsable de la caída del régimen anterior (el shogunato) y de haber evitado una guerra civil, cuando las fuerzas de los EEUU rompieron el bloqueo autoimpuesto por Japón, en 1867. Katsu recuerda cómo llegaron a sus manos las "crónicas del viento" (o Crónicas Secretas Yagyu), míticos documentos que supuestamente revelan data importante acerca del destino de Japón y que Jubei Yagyu, el maestro supremo de la katana, defendió y recuperó de manos poco confiables 229 años atrás. Furuyama realizó un gran trabajo de investigación y logró ponerle acción, dinamismo y emoción a hechos históricos que podrían haberse acotado a una cuasi-burocrática sucesión de intrigas palaciegas. Al meter en el medio a un guerrero legendario, la cosa cobra un vuelo aventurero muy, muy atractivo, y que se complementa muy bien con la runfla política.
Lo único un tanto cuestionable es el énfasis a veces excesivo en las técnicas de combate de los samurais: páginas y páginas donde el mítico Jubei, sus amigos y enemigos, te explican qué pasa si agarrás el mango de la espada tres milímetros más abajo, los truquitos para desenvainar más rápido que el rival y la técnica conocida como contragolpe de golondrina. Pero fuera de eso (que poco aporta a la trama), Crónicas del Viento tiene todo para atraparnos durante unas 200 páginas, en las que llegás a olvidarte de que estás leyendo en sentido oriental, de tan metido que estás en la historia.
Si sos fan de Taniguchi, preparate para vivir sensaciones totalmente nuevas. Esta es la obra del ídolo con más machaca, por lo menos de las 10 que leí: además de los fastuosos paisajes, los climas y las expresiones faciales (que son su marca de fábrica), acá Jiro dibuja electrizantes escenas de acción y hasta batallas entre ejércitos enteros, como para demostrar que cuando quiere puede dibujar mangas de alto impacto, llenos de líneas cinéticas y de monos pesuttis que en vez de contemplar los pajaritos y las cumbres nevadas, pelan la katana y salen a hacer estragos. Por supuesto, todo con elegancia,
con maestría, con precisión histórica y con la característica pasión por los detalles de Taniguchi, que se mata para reproducir con total fidelidad trajes, armas, casas, templos y hasta monturas de caballos de las dos épocas distintas en las que transcurre la saga. Realmente, no se entiende cómo tardó menos de un año en producir esa cantidad de páginas tan, pero tan cuidadas. O sí, porque estamos hablando de un genio superlativo.
Crónicas del Viento fue publicada en España en 2004 por la editorial Ivrea (en una notable edición, con valiosísimos textos complementarios de Agustín Gómez Sanz), como para demostrar que, además de esos manguitas llenos de chicas de 14 años con polleras microscópicas y chaboncitos con caras andróginos que se cagan a palos (que son los que se editan en Argentina), cuando quieren pueden ofrecernos mangas de excelente calidad.

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